Barcelona, 21 de noviembre de 2025 — Hay proyectos inmobiliarios que nacen “malditos”. Can Rigalt, un sector urbanístico encallado entre Barcelona, L’Hospitalet y Esplugues, llevaba años paralizado. Sacresa lo compró antes de la crisis de 2008 y tuvo que mandarlo a concurso cuando estalló la burbuja. Endesa mantenía parte de los terrenos sin visos de desarrollo. Los grandes fondos internacionales miraban el proyecto y lo descartaban: demasiado complejo, demasiados frentes abiertos, demasiada ingeniería urbanística y poca rentabilidad rápida.

Rafael Angulo Cordero lo estudió durante tres años. Analizó cada detalle legal, cada servidumbre urbanística, cada riesgo técnico. Y decidió comprarlo. Setenta y dos mil metros cuadrados por setenta y cinco millones de euros de inversión total. Cuatrocientos metros cuadrados de techo residencial para levantar trescientas setenta y ocho viviendas, de las cuales ciento trece serían de protección oficial.

«Hay terrenos que los compras, pides la licencia y empiezas la obra. En Can Rigalt no es así. Las promotoras de los grandes fondos no se han interesado. Aquí se requiere más técnica que dinero«, explicaba Angulo a La Vanguardia en febrero de 2025. Para él, el proyecto tiene algo personal: pasó su juventud muy cerca de allí, en Pubilla Casas, cuando llegó a Catalunya con catorce años.

Esta decisión —estudiar a fondo un proyecto complejo, asumir riesgos calculados, comprometerse a largo plazo— resume la gobernanza de Metropolitan House. No es la gestión de fondos que buscan rentabilidades inmediatas. Es la gestión de una empresa familiar que piensa en décadas, no en trimestres.

La «G» de ESG —Governance, gobernanza corporativa— abarca la estructura de gestión, la transparencia en las operaciones, la ética empresarial, el cumplimiento normativo y la rendición de cuentas. En el sector inmobiliario, donde los proyectos involucran miles de personas y millones de euros, la buena gobernanza es fundamental para generar confianza.

Metropolitan House es una empresa familiar fundada oficialmente en 2003, aunque sus raíces se remontan a 1982, cuando Rafael Angulo participó en su primera Comunidad de Propietarios. La compañía ha crecido sin perder su esencia: considerar a los clientes como parte de la familia y mantener el compromiso con la transparencia y el servicio impecable.

La estructura de gobierno se asienta sobre un Código Ético claro que establece los principios de actuación tanto de Metropolitan House como de su Fundación actuando sobre tres pilares fundamentales:

El primero es la responsabilidad social y medioambiental. Todos los integrantes de la organización están comprometidos con la consecución de un mundo más sostenible desde el punto de vista social, económico y ambiental. No es declaración cosmética: es mandato operativo que afecta a cada decisión de inversión, diseño y construcción.

El segundo pilar es el respeto a las personas. La compañía respeta la dignidad y los valores fundamentales de todas las personas, fomentando la igualdad de oportunidades y rechazando cualquier discriminación por razón de género, raza, nacionalidad o cualquier otra condición protegida por el derecho. No admite acoso, abuso o trato inadecuado en ninguna circunstancia.

El tercer pilar es la profesionalidad y el trabajo en equipo. Metropolitan House considera que las personas son su principal activo, pero también lo son los valores y principios que las motivan. La compañía valora las capacidades y contribuciones individuales, pero cree firmemente que los mejores resultados se obtienen trabajando juntos y sumando las fortalezas de cada miembro del equipo.

Como gestora especializada en cooperativas de viviendas, Metropolitan House ejerce una gobernanza rigurosa en todas las fases del proyecto. Supervisa la captación del suelo, verifica la viabilidad urbanística, elabora el proyecto arquitectónico, gestiona la financiación de las promociones, realiza controles de calidad durante la construcción, coordina la comercialización y ofrece servicio post-entrega. La gestora está presente durante todo el proceso, asesorando y acompañando a la cooperativa hasta llevar el proyecto a buen fin.

Las cantidades aportadas por los cooperativistas están garantizadas por entidad bancaria o compañía aseguradora, tal como establece la legislación catalana de cooperativas recogida en la Ley 12/2015, de 9 de julio. Esta garantía protege las inversiones de los socios en caso de que el proyecto no se inicie o no se complete en los plazos pactados. Metropolitan House cumple rigurosamente toda la normativa aplicable.

La trayectoria de más de cuatro décadas y más de mil quinientas viviendas gestionadas y entregadas son el mejor aval de la gobernanza responsable de la compañía. Metropolitan House ha mantenido todos los compromisos de entrega, incluso atravesando la crisis financiera de 2008 que hundió a buena parte del sector inmobiliario español. Mientras otras promotoras desaparecían o dejaban obras inacabadas, Metropolitan House siguió cumpliendo.

«Queremos agradecer tanto a proveedores como a clientes la colaboración y ayuda prestada durante todos estos años de existencia de Metropolitan House, ya que ellos han hecho posible nuestro presente y que también el futuro sea esperanzador para todos«, agradece Rafael Angulo.

La gobernanza académica es otro pilar del modelo. A través de la Cátedra de Vivienda Digna y Sostenible de la UPF Barcelona School of Management, Metropolitan House promueve la investigación rigurosa y la transferencia de conocimiento al sector inmobiliario con estudios publicados sobre cooperativas, Multipartner-to-Rent, sostenibilidad o construcción industrializada.

En Metropolitan House también practicamos la transparencia informativa y buen ejemplo es nuestra nueva web los blogs que incorpora. Además Participamos regularmente en foros sectoriales, conferencias académicas y medios de comunicación para explicar nuestro modelo de negocio y compromisos sociales y ambientales.

Las operaciones con inversores institucionales también reflejan la solidez de la gobernanza. Metropolitan House ha cerrado acuerdos millonarios con fondos como Patrizia, vendiendo promociones residenciales destinadas al alquiler por cifras que superan los cincuenta millones de euros. Estas transacciones exigen due diligence exhaustivas, auditorías legales y financieras rigurosas y garantías de cumplimiento que solo empresas con gobernanza sólida pueden ofrecer.

«Esta segunda operación con el mismo inversor consolida nuestra fórmula de Built to Rent y refuerza nuestra profesionalidad y competitividad en la venta de proyectos a compradores institucionales», explicaba Rafael Angulo tras cerrar uno de estos acuerdos con Patrizia.

El buen gobierno corporativo en Metropolitan House se basa en cinco principios operativos: cumplimiento normativo estricto en todas las jurisdicciones donde opera; transparencia en todas las operaciones, desde la contabilidad hasta las comunicaciones con cooperativistas; ética en la toma de decisiones, priorizando siempre el interés colectivo sobre el beneficio inmediato; rendición de cuentas ante cooperativistas, inversores y comunidades locales; y excelencia profesional en cada proyecto, manteniendo los más altos estándares técnicos y de calidad.

El resultado de esta gobernanza rigurosa es la confianza. Confianza de las familias que deciden asociarse en cooperativas gestionadas por Metropolitan House. Confianza de los inversores institucionales que compran sus promociones. Confianza de las administraciones públicas que ceden suelo para desarrollar vivienda asequible. Confianza de los proveedores que trabajan proyecto tras proyecto con la compañía.

Can Rigalt, ese proyecto maldito que nadie quería tocar, empezará a construirse a finales de 2027. Las entregas están previstas para 2029. Rafael Angulo, que pasó su juventud cerca de allí, habrá cumplido setenta y ocho años cuando las primeras familias reciban sus llaves. Pero estará presente. Porque así es la gobernanza de Metropolitan House: compromisos a largo plazo, transparencia absoluta y palabra cumplida.